El pasado viernes 7 de marzo, el centro cultural One Way realizó la conferencia "El uso del español en los medios de comunicación y el lenguaje juvenil en Honduras" a cargo de la licenciada Vilma Castillo.
Podemos afirmar, según la
experiencia, que estamos rodeados de palabras, signos e imágenes que
nos siguen y que seguimos. El tema entonces, nos es de vital importancia,
porque cuando se habla y no logramos
entendernos, la ambigüedad hace espacio al conflicto, donde nunca es fácil
escoger entre tragedia y perdón. Debemos decir que en esta época globalizada, el lenguaje ha sido sometido a dura prueba, siendo mutilado y tergiversado.
Una coma hace la diferencia, ¡¿y
qué decir de los puntos de admiración e interrogación?! Estos permiten la
respiración de la frase, pues sin ellos el mensaje se vuelve ambiguo, el
lenguaje no es claro. Afirmaba la licenciada Castillo: "Pero también existe corrupción dentro de nuestro lenguaje; más en los medios televisivos que en los escritos; y, que por ‘convencionalismo’ se están imponiendo unas palabras de moda corrientes dentro del habla de los periodistas, con un significado que no es el suyo, y se repiten tanto que llegamos a olvidar que se trata de una incorrección”.
Y en nuestra realidad, en el
ambiente donde vivimos, los responsables del comunicar, de generar opiniones,
de informar, (también en el sentido filosófico de la palabra) muchas veces se
prestan al juego de la manipulación. Estas catedrales de la comunicación entre
comillas (la publicidad, redes sociales, periódicos, poesía y la divina música)
actúan con un sarcasmo que asesina y con una ironía que vivifica.
Nos llenan los oídos de falsas
novedades, el ruido es una flauta en la que soplan las conjeturas, las envidias
y las sospechas, o cuyas palabras ofrecen un falso consuelo, más dañino que los
males verdaderos.
¿Cuál es entonces, la importancia del lenguaje? Se trata de conocer nuestra cultura, nuestra identidad. Sin ella es imposible comenzar una relación... Para poder ir hacia el otro y comenzar un dialogo sincero, una conversación (y “conversación” hereda del latín el sentido de la experiencia, del moverse juntos hacia un mismo lugar convergiendo en él, partiendo de lugares diferentes y lejanos) debemos de estar conscientes de nuestro origen. Sólo así podré acercarme al otro y escucharlo de modo auténtico, sin prejuicios ni pretensiones.
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