Conclusiones 2011-2012


Durante los ciclos de conferencias organizados por los centros culturales OneWay, presentes en El Salvador y Honduras, los expositores y ponentes invitados abordaron diferentes temas de gran interés para jóvenes y adultos. Y es que para OneWay, hacer cultura es el deseo de juzgar la realidad, pero un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público; ya que “hacer cultura” es el interesarse por todos los acontecimientos, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Con el tema de este año, “AURI SACRA FAMES”, hemos querido denunciar (y buscar una respuesta) al hecho de que este deseo desmedido de posesión y ambición por el poder, ha conducido al hombre a crear terribles injusticias. Él mismo erige y produce masacres que muchas veces ignoramos, o preferimos “ignorar, justamente por nuestra común actitud de indiferencia frente a lo que creemos que no nos afecta directamente. De hecho, el primer fruto de este deseo de posesión y de manipulación del poder es una pronunciada postura individualista por parte de mi persona y, peor aún, de quienes nos rodean.  

En las conferencias hemos visto que frente a esta situación el hombre tiende a adoptar o una actitud de optimismo absoluto, es decir aquella del hombre que vive en una ilusión, evitando toda molestia o incomodidad y esperando que todo le salga bien; o, por el contrario, una actitud de pesimismo absoluto, que es la desesperación pesimista: el hombre que reconoce el absurdo de lo que lo rodea y se desespera. Es una actitud de fuga ante la vida. Y es que si no existe una motivación fundamental, ¿cómo puede el hombre racional desear seguir viviendo? 

Sin embargo, ni el optimismo absoluto ni el pesimismo absoluto pueden entonces ofrecer una salida a este deseo de realización que sentimos y que nos provoca la pregunta del porqué de las cosas que acontecen a nuestro alrededor, en mi vida, en la vida de mis amigos, en mi familia.

Entonces, todas nuestras acciones y proyectos se vuelven importantes si van al fondo de la verdad. Pero, ¿qué es la verdad? ¿Qué puedo o podemos esperar? ¿Qué debo o debemos hacer? Cada uno de nosotros vive la nostalgia de que el misterioso fundamento del mundo deba ser totalmente bueno y positivo, de que el abismo del horror del mundo no sea la última palabra. Este deseo de justicia y de belleza que yo siento dentro de mí, seguramente tendrá una respuesta positiva. Se trata entonces de fundar nuestras acciones a partir de esta nostalgia de algo bueno, de algo positivo para mi vida.

De aquí surge entonces un diálogo entre los hombres que se transforma en fraternidad, pues parte del reconocernos seres finitos, limitados: yo solo no puedo hacerme feliz, mi felicidad pasa a través de la felicidad de quien tengo a la par; es una fraternidad que debe tener una causa común.

Queremos, por esto, ser instrumento de provocación para que nos interesemos por todo, para cambiar nuestra esperanza vana en una más cautelosa, con una reflexión operativa sobre nuestra forma de responder como hombres libres (también libres de prejuicios) ante las provocaciones de nuestro tiempo, de nuestra época, de nuestra sociedad.

Esta es nuestra invitación: seguir construyendo este nuestro “OneWay”, el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar en función del hombre. Construir espacios de encuentro y de esperanza con la mirada puesta en una humanidad nueva. En este sentido, nuestra “denuncia” quiere proponer este punto de encuentro para todos los que desean vivir y actuar en función del hombre y de su felicidad como forma de realización plena.

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¿Qué es el Centro Cultural One Way?

Para nosotros, hacer cultura es el deseo de dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Sin embargo, para juzgar es necesario tener clara la propia identidad, saber lo que es el fundamento de todo, y preguntarse qué le da un sentido a todo el actuar.

Por esta razón nace “One Way” (el único camino), porque consideramos que el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar es el hombre. Vivir y actuar en función de él.

Fue así como decidimos iniciar un trabajo juntos, con el cual construir lugares de verdad, empeñándonos en un trabajo educativo y cultural que contribuya a formar hombres nuevos. En este sentido, se nos presentó la cuestión sobre cómo llevar a cabo esta labor, pues estábamos conscientes de que nos hacía falta madurar y crecer. Sin embargo, pensamos que este crecimiento no puede ser algo que preceda a la acción y sobre todo no puede ser algo privado o circunscrito a pocos. Todo lo contrario, es posible crecer en un actuar de forma nueva dentro de la sociedad, iniciando en ella un diálogo sincero.