Mal de Chagas: una enfermedad de oculta a ocultada


                  Dr. Rafael Bonilla
                         Cardiólogo clínico y nuclear

El Mal de Chagas, también conocido como el mal de la pobreza, es una infección en la sangre causada por la chince Trypanosoma Cruzi. Ha sido bautizada con ese nombre debido a su descubridor Carlos Chagas. En su mayoría, este padecimiento se observa en el área rural y en las zonas más pobres de América Latina; aunque es muy común, no se habla de él y se mantiene oculto.

Para el doctor Bonilla, no se da la atención debida a la enfermedad, provocando un desconocimiento del tema en la población. Tampoco del lado de la investigación y la farmacéutica se obtiene apoyo; es más, el Mal de Chagas se considera no rentable, porque quienes tienden a padecerlo son aquellos que no cuentan con los recursos económicos para costearse la medicina.

Entonces, se habla de que es un mal oculto porque su desarrollo es silencioso, muchos llevan años padeciéndola y no lo saben; pero, peor aún es que se haya convertido en una enfermedad ocultada. Es decir que nadie habla de ella, incluso muchos todavía niegan su existencia.

Según el ponente, la sociedad no tiene conciencia sobre el problema, ignorando que la enfermedad nos concierne a todos; no solo porque ya se han encontrado portadores del parásito en la ciudad, sino porque no podemos ser indiferentes a la realidad de quienes la sufren.

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¿Qué es el Centro Cultural One Way?

Para nosotros, hacer cultura es el deseo de dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Sin embargo, para juzgar es necesario tener clara la propia identidad, saber lo que es el fundamento de todo, y preguntarse qué le da un sentido a todo el actuar.

Por esta razón nace “One Way” (el único camino), porque consideramos que el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar es el hombre. Vivir y actuar en función de él.

Fue así como decidimos iniciar un trabajo juntos, con el cual construir lugares de verdad, empeñándonos en un trabajo educativo y cultural que contribuya a formar hombres nuevos. En este sentido, se nos presentó la cuestión sobre cómo llevar a cabo esta labor, pues estábamos conscientes de que nos hacía falta madurar y crecer. Sin embargo, pensamos que este crecimiento no puede ser algo que preceda a la acción y sobre todo no puede ser algo privado o circunscrito a pocos. Todo lo contrario, es posible crecer en un actuar de forma nueva dentro de la sociedad, iniciando en ella un diálogo sincero.