La música como deseo de identidad

        German Cáceres 
 Director de la Orquesta Sinfónica Nacional

El Centro Cultural One Way desarrolló la conferencia “La música como deseo de identidad”. En esta ocasión, tuvo como invitado al maestro German Cáceres, director de la Orquesta Sinfónica Nacional, quien se presentó el pasado miércoles 27 de junio, a las 7:00 p.m., en el auditorio del Museo Nacional de Antropología “David J. Guzmán”.

"Todas las culturas han tenido una expresión musical. Todos han coincidido en la creación y utilización del sonido, y eso es la música”. Con estas palabras, el maestro Cáceres dio inicio a su ponencia. Frente a decenas de asistentes, la mayoría jóvenes universitarios, afirmó que la música encierra magia y misterio, genera emociones, desarrolla la inteligencia y los griegos la utilizaban hasta en el ejercicio de la política.

Y es que a lo largo de la historia, la música ha sido y sigue siendo la expresión y el deseo de realización del hombre. Sobrepasa las fronteras de tiempo y de espacio porque es expresión de algo que el hombre tiene en su interior y que lo mueve a evolucionar.

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¿Qué es el Centro Cultural One Way?

Para nosotros, hacer cultura es el deseo de dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Sin embargo, para juzgar es necesario tener clara la propia identidad, saber lo que es el fundamento de todo, y preguntarse qué le da un sentido a todo el actuar.

Por esta razón nace “One Way” (el único camino), porque consideramos que el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar es el hombre. Vivir y actuar en función de él.

Fue así como decidimos iniciar un trabajo juntos, con el cual construir lugares de verdad, empeñándonos en un trabajo educativo y cultural que contribuya a formar hombres nuevos. En este sentido, se nos presentó la cuestión sobre cómo llevar a cabo esta labor, pues estábamos conscientes de que nos hacía falta madurar y crecer. Sin embargo, pensamos que este crecimiento no puede ser algo que preceda a la acción y sobre todo no puede ser algo privado o circunscrito a pocos. Todo lo contrario, es posible crecer en un actuar de forma nueva dentro de la sociedad, iniciando en ella un diálogo sincero.