Las cárceles de El Salvador. Realidades tras las rejas


            Marcela Escobar
                  Abogada
En El Salvador ya es conocido el problema del hacinamiento en las cárceles. Y es que en algunos recintos carcelarios hay más de 4,000 personas respecto a la cantidad por la que habían sido diseñados. En el 2010 había 23,840 mil presos en 19 centros penales, y estos tienen capacidad para 8,110; o sea, 15,730 de más.

Sin embargo, el mayor problema es que los procesados son recluidos junto con los condenados, a pesar de que se les debería respetar la presunción de inocencia. “Tratándose de un sistema que privilegia el castigo, esa reclusión preventiva se vuelve una violación a los derechos de aquellos que, antes de ser delincuentes, son personas que esperan todavía un juicio definitivo sobre su actuación”, dijo Escobar.

La cárcel de máxima seguridad de Zacatecoluca ha sido diseñada para aquellos criminales que son de alto peligro para la sociedad. Ellos siempre están aislados, se desplazan solo con grilletes, apenas tienen 30 minutos diarios de sol y no pueden tener un contacto humano con nadie, ni siquiera durante las visitas de familiares o abogados.

Sin entrar en el mérito de la necesidad o menos de tales medidas, llama la atención que a ellas sean sometidos también algunos imputados que son condenados antes de conocer su culpabilidad y, sobre todo, son castigados vulnerando su dignidad humana.

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¿Qué es el Centro Cultural One Way?

Para nosotros, hacer cultura es el deseo de dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Sin embargo, para juzgar es necesario tener clara la propia identidad, saber lo que es el fundamento de todo, y preguntarse qué le da un sentido a todo el actuar.

Por esta razón nace “One Way” (el único camino), porque consideramos que el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar es el hombre. Vivir y actuar en función de él.

Fue así como decidimos iniciar un trabajo juntos, con el cual construir lugares de verdad, empeñándonos en un trabajo educativo y cultural que contribuya a formar hombres nuevos. En este sentido, se nos presentó la cuestión sobre cómo llevar a cabo esta labor, pues estábamos conscientes de que nos hacía falta madurar y crecer. Sin embargo, pensamos que este crecimiento no puede ser algo que preceda a la acción y sobre todo no puede ser algo privado o circunscrito a pocos. Todo lo contrario, es posible crecer en un actuar de forma nueva dentro de la sociedad, iniciando en ella un diálogo sincero.