La identidad de un pueblo que busca una cultura de paz

          Dr. Héctor Samour
          Viceministro de Educación

Para el Dr. Héctor Samour “la identidad es un proceso de construcción en que los individuos se definen a sí mismos con otros individuos”. Es decir, la persona va formando su identidad en la interrelación con los demás que la rodean. Cultura, entonces, es “cultivar” esta interrelación, abrazando la diversidad de cada individuo, creando así realidades que promuevan cambios hacia una justicia mayor.

En este ámbito, acción cultural no es solamente la contemplación de la belleza, sino el actuar a través del arte, pero también de la ciencia, dando un juicio a la realidad y elevando el nivel cultural. El P. Ignacio Ellacuría resumía esta acción, enfocada en alcanzar la paz, en siete componentes de la identidad pacifista: misericordia y compasión antes los sufridos, cercanía a las mayorías populares, repudio de la injusticia, fortaleza, compañía a las víctimas, subordinación de los intereses particulares a los generales y el involucramiento de siempre más gente.

En conclusión, el ser humano, en su quehacer cotidiano, debería ser misericordioso y tratar de construir históricamente el bien común, este es el compromiso de una cultura de paz.

              

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¿Qué es el Centro Cultural One Way?

Para nosotros, hacer cultura es el deseo de dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Sin embargo, para juzgar es necesario tener clara la propia identidad, saber lo que es el fundamento de todo, y preguntarse qué le da un sentido a todo el actuar.

Por esta razón nace “One Way” (el único camino), porque consideramos que el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar es el hombre. Vivir y actuar en función de él.

Fue así como decidimos iniciar un trabajo juntos, con el cual construir lugares de verdad, empeñándonos en un trabajo educativo y cultural que contribuya a formar hombres nuevos. En este sentido, se nos presentó la cuestión sobre cómo llevar a cabo esta labor, pues estábamos conscientes de que nos hacía falta madurar y crecer. Sin embargo, pensamos que este crecimiento no puede ser algo que preceda a la acción y sobre todo no puede ser algo privado o circunscrito a pocos. Todo lo contrario, es posible crecer en un actuar de forma nueva dentro de la sociedad, iniciando en ella un diálogo sincero.