Documental “Las masacres de El Mozote”

  Daniel Valencia 
                Junto a Bernat Camps y Marcela Zamora

El Centro Cultural One Way, abordando el tema de las masacres y genocidios que han marcado la historia de El Salvador, llevó a cabo su cuarta actividad del ciclo de conferencias iniciado a finales de 2011. En esta ocasión, el periodista Daniel Valencia presentó el documental “Las masacres de El Mozote”, un proyecto que realizó junto al fotógrafo español Bernat Camps y la cineasta salvadoreña Marcela Zamora.

La proyección se efectuó el pasado 26 de enero, en el Museo de Antropología “David J. Guzmán”, y acudieron alrededor de 300 personas. En vista de la cantidad de asistentes, el filme fue presentado dos veces, a fin de que todos pudieran observarlo.

El documental recoge testimonios de sobrevivientes de una de las masacres más grandes de Latinoamérica, ocurrida entre el 9 y el 13 de diciembre de 1981. Después de 30 años, este documental reconstruye los hechos y revive la historia a través de quienes aún sienten el dolor y el miedo de esos días.

Al final de ambas proyecciones, Daniel Valencia intercambió sus experiencias con los asistentes. Durante el conversatorio, relató muchas de sus impresiones al estar en el lugar, y del impactó que le causó escuchar las diferentes narraciones. Asimismo, hubo un espacio para hacer preguntas e intercambiar comentarios.

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¿Qué es el Centro Cultural One Way?

Para nosotros, hacer cultura es el deseo de dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Sin embargo, para juzgar es necesario tener clara la propia identidad, saber lo que es el fundamento de todo, y preguntarse qué le da un sentido a todo el actuar.

Por esta razón nace “One Way” (el único camino), porque consideramos que el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar es el hombre. Vivir y actuar en función de él.

Fue así como decidimos iniciar un trabajo juntos, con el cual construir lugares de verdad, empeñándonos en un trabajo educativo y cultural que contribuya a formar hombres nuevos. En este sentido, se nos presentó la cuestión sobre cómo llevar a cabo esta labor, pues estábamos conscientes de que nos hacía falta madurar y crecer. Sin embargo, pensamos que este crecimiento no puede ser algo que preceda a la acción y sobre todo no puede ser algo privado o circunscrito a pocos. Todo lo contrario, es posible crecer en un actuar de forma nueva dentro de la sociedad, iniciando en ella un diálogo sincero.