Yo soy patrimonio



Tegucigalpa, noviembre 2014
El pasado 13 de noviembre, el Lic. Leonel González, profesor de historia, presentó la ponencia “Yo soy patrimonio”, en la Librería Universitaria José Trinidad Reyes UNAH, de Tegucigalpa. 


Ha sido la oportunidad para ponernos muchas interrogantes al respecto ¿Por qué deseamos hablar de patrimonio? ¿Por qué me debe interesar la historia, el pasado no tan reciente? ¿Qué tiene que ver esto conmigo? ¿Qué tienen que ver los personajes que nos han precedido, Ramón Rosa, el Sabio Valle, Américo Vespucio? ¿Las lenguas, los monumentos, las tradiciones y costumbres?

La Constitución de la República de Honduras sobre la educación y cultura dice: “Toda riqueza antropológica, arqueológica, histórica y artística de Honduras forma parte del patrimonio cultural de la nación. La ley establecerá las normas que servirán de base para su conservación, restauración, mantenimiento y restitución, en su caso. Es deber de todos los hondureños velar por su conservación e impedir su sustracción. Los sitios de belleza natural, monumentos y zonas reservadas, estarán bajo la protección del Estado”.
A este punto, definamos qué es patrimonio cultural. Según la UNESCO, “el Patrimonio Cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas." 


Entonces, ¿Por qué decimos “Yo soy patrimonio”?

El profesor Leonel González nos invitó a reflexionar sobre el hecho que aquello con lo cual nos identificamos, muchas veces es ajeno a nuestra identidad nacional. Con lo que debería identificarme entonces tiene que ver con mi circunstancia: mi idioma, mi cultura, mis costumbres, mis manifestaciones artísticas, mis mitos y leyendas, en resumen, mi patrimonio, mi interacción con el contexto que es lo que me define y viceversa. ¡Pero atención! Muchas veces, este sentido de identidad es manipulado por quien ostenta el poder. Por esto mismo, el patrimonio es importante, porque me ayuda a reflexionar, me hace tomar conciencia que debo identificarme con lo que me hace más humano. El modo para combatir esta mentalidad dominante, que me quiere siempre más esclavo suyo, es custodiar nuestro patrimonio y el Lic. González hizo hincapié en que no sólo las grandes construcciones son patrimonio, sino también lo cotidiano. La cultura hace que vivamos, es nuestra esencia. Esta conciencia genera un cambio, es la conciencia de una pertenencia.
Todos tenemos la corresponsabilidad de cuidar nuestra identidad y todos tenemos derecho a la cultura, la belleza también es necesaria al ser humano. Y si es cierto que la belleza salvará el mundo, como decía Dostojevski, lo que hice y lo que haré abona a la construcción de nuestra historia, la belleza o bien que deseo para mí, la quiero también para el otro, de este modo, mi pequeña historia junto a la de los demás, genera la gran historia.

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¿Qué es el Centro Cultural One Way?

Para nosotros, hacer cultura es el deseo de dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Sin embargo, para juzgar es necesario tener clara la propia identidad, saber lo que es el fundamento de todo, y preguntarse qué le da un sentido a todo el actuar.

Por esta razón nace “One Way” (el único camino), porque consideramos que el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar es el hombre. Vivir y actuar en función de él.

Fue así como decidimos iniciar un trabajo juntos, con el cual construir lugares de verdad, empeñándonos en un trabajo educativo y cultural que contribuya a formar hombres nuevos. En este sentido, se nos presentó la cuestión sobre cómo llevar a cabo esta labor, pues estábamos conscientes de que nos hacía falta madurar y crecer. Sin embargo, pensamos que este crecimiento no puede ser algo que preceda a la acción y sobre todo no puede ser algo privado o circunscrito a pocos. Todo lo contrario, es posible crecer en un actuar de forma nueva dentro de la sociedad, iniciando en ella un diálogo sincero.