El valor del voluntariado


Carlos Lopez Mendoza
Cruz Roja Salvadoreña
Andrea Romani
Fundacion Divina Providencia

El voluntariado ha sido en toda la historia un esfuerzo libre y espontáneo que nace de la pasión de las personas hacia el hombre, que concientes de las grandes y pequeñas necesidades del prójimo, dona su tiempo y determinación de su vida para brindar bienestar y satisfacción concreta a sectores que en muchas ocasiones son olvidados dentro de una nación.
Para algunos implica el sacrificio personal y familiar recompensado con la alegría de compartir con los demás su vida y su amistad, para cumplir con su tarea en función del hombre, así dejan incluso a sus familias y amistades con tal de dar la asistencia oportuna a las personas más necesitadas de atención.
Por tanto, creemos que la labor del voluntariado es un camino que nos va transformando poco a poco y que tiene que ver con la forma de mirar la vida y las demás personas y que nos enseña a trabajar por una sociedad más justa. Con este trabajo se da el testimonio de lo que se puede hacer para transformar nuestra realidad; asumiendo una responsabilidad en primera persona, sabiendo que hay urgencias en la sociedad que no permiten esperar.
Carlos López Mendoza, de la “Cruz Roja Salvadoreña”, en esta vocación ha dedicado 36 años de su vida, y cada día se ha ido enamorando de este trabajo. La satisfacción que le han dejado estos años ha sido aquella de vivir al servicio de la gente sin jamás olvidar lo que es el hombre.
Andrea Romani, de la “Fundación Divina Providencia, ha contado la labor de jóvenes y adultos que se han comprometido a donar su tiempo, sus energías para invitar no solo a la tarea del voluntariado, sino a una amistad que tenga como fin el destino de cada hombre. De esta manera han realizado proyectos que a lo largo de los diez años de la existencia de la Fundación se han llevado a cabo en favor de los jóvenes de las cárceles de menores, los niños y niñas de la zona marginal “Las Margaritas” en Santa Tecla y los damnificados del terremoto del 2001.
11 de mayo de 2010

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¿Qué es el Centro Cultural One Way?

Para nosotros, hacer cultura es el deseo de dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Sin embargo, para juzgar es necesario tener clara la propia identidad, saber lo que es el fundamento de todo, y preguntarse qué le da un sentido a todo el actuar.

Por esta razón nace “One Way” (el único camino), porque consideramos que el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar es el hombre. Vivir y actuar en función de él.

Fue así como decidimos iniciar un trabajo juntos, con el cual construir lugares de verdad, empeñándonos en un trabajo educativo y cultural que contribuya a formar hombres nuevos. En este sentido, se nos presentó la cuestión sobre cómo llevar a cabo esta labor, pues estábamos conscientes de que nos hacía falta madurar y crecer. Sin embargo, pensamos que este crecimiento no puede ser algo que preceda a la acción y sobre todo no puede ser algo privado o circunscrito a pocos. Todo lo contrario, es posible crecer en un actuar de forma nueva dentro de la sociedad, iniciando en ella un diálogo sincero.