Crisis del trabajo decente: supremacía del mercado sobre la persona


Lic. Fausto Payes
Grupo de Monitoreo Independiente de El Salvador - GMIES

Con el término “trabajo decente” se identifica aquel trabajo que aun no llegando a ser el trabajo digno, por lo menos responde a un estándar de decencia para el trabajador que lo lleva a cabo. Los principios fundamentales sobre los cuales la Organización Mundial del Trabajo ha establecido este concepto son: la libertad, la igualdad, la seguridad y la dignidad. La función de esa figura es la de comprender como al interior de la lucha a la pobreza el rol que juegan los trabajadores y trabajadoras es fundamental. En efecto, muchas veces se trata de reducir el desempleo, como medio de reducción de la pobreza, mientras la verdadera causa de ella está en el subempleo. Lo que sucede es que las cifras oficial muestran bajos niveles de desempleo pero los estándares de mucho de estos trabajos son indecentes. La crisis del trabajo decente, entonces, debe buscarse en la idea equivocada de que la producción de riqueza, produce de por si mejoras para las personas. El capital no genera riqueza. Ni tampoco desarrollo humano, la riqueza la generan los trabajadores. Para tener un verdadero desarrollo humano es necesario que intervengan los empresarios, el gobierno y todas las fuerzas sociales, conjuntamente.
5 de noviembre de 2009

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¿Qué es el Centro Cultural One Way?

Para nosotros, hacer cultura es el deseo de dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre nosotros y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.

Sin embargo, para juzgar es necesario tener clara la propia identidad, saber lo que es el fundamento de todo, y preguntarse qué le da un sentido a todo el actuar.

Por esta razón nace “One Way” (el único camino), porque consideramos que el único camino por el cual vale la pena vivir y actuar es el hombre. Vivir y actuar en función de él.

Fue así como decidimos iniciar un trabajo juntos, con el cual construir lugares de verdad, empeñándonos en un trabajo educativo y cultural que contribuya a formar hombres nuevos. En este sentido, se nos presentó la cuestión sobre cómo llevar a cabo esta labor, pues estábamos conscientes de que nos hacía falta madurar y crecer. Sin embargo, pensamos que este crecimiento no puede ser algo que preceda a la acción y sobre todo no puede ser algo privado o circunscrito a pocos. Todo lo contrario, es posible crecer en un actuar de forma nueva dentro de la sociedad, iniciando en ella un diálogo sincero.